sábado, 14 de julio de 2012

Capítulo NUEVE.

CAPÍTULO 9.
De pronto, involuntariamente, cerró los ojos y apretó los dientes hasta dejar de sentir la mandíbula. Sobreponiéndose al dolor que bajaba de la cabeza por el cuello a toda la espalda, pensó lo mucho que se alegraba de morir con la cara de su novia como última imagen. Aunque la expresión de terror le hiciera perder parte de su belleza. También se alegró, según caía al suelo, de que no fueran sus palabras las causantes de su horror. Y dejó de pensar.

Despertó sintiendo la cabeza húmeda y caliente (aunque no estaba para metáforas obscenas). También su cara la sentía húmeda. Pero no era sangre, comprobó cuando logró despegar los párpados y abrir los ojos, sino las lágrimas de Tannya, que le había puesto sobre su regazo y lloraba mientras le llamaba por su nombre muy suavemente. Nunca le había visto llorar, no sin taparse el rostro, al menos. Y por cruel que parezca, la encontró preciosa. Ahora sí que era una niñita. Una niñita que, con casi total seguridad, acababa de salvarle la vida. Cerró los ojos al darse cuenta de que su novia aún no se había percatado de que ya había recuperado el conocimiento, para poder seguir así un poco más. Sabía que era hacerle sufrir, pero cuantas menos esperanzas tuviera la chica de que seguía vivo, mayor sería su alegría al ver que así era. Y además, así podría decirle algo bonito, pues dudaba de poder articular una palabra en ese momento.
Con lo que no contó fue con que, teniendo una abierta y sangrante herida, estaba perdiendo fuerzas a cada segundo que pasaba. Se dio cuenta cuando casi se queda dormido, despertando aterrorizado  de un profundo sopor. Temió que si dormía podría no despertarse y al ver que no era capaz de pronunciar el mínimo sonido con su seca garganta se asustó tanto que, temiendo que fuera lo último que haría en esta vida y haciendo acopio de todas las fuerzas que le quedaban, logró levantarse, apenas recostarse, lo suficiente para alcanzar los hermosos labios de la chica y darle uno de esos besos como si  mundo se acabase. Y es que, para él quizás, se acabara.
Sintió en su boca la sorprendida, casi horrorizada, pero incontenible sonrisa de Tannya. Haciendo otro sobrehumano esfuerzo, consiguió levantar un brazo para abrazar a la chica y ambos cayeron, sin dejar de besarse, tumbados uno frente al otro. Cuando oyó el “te amo” más sincero que jamás había pronunciado su chica, cerró los ojos y pensó que ya podía morir feliz, pues tenía qué añorar en el Infierno.  Ni el mismo Satán podría robarle un recuerdo así. Pero no fue así. Su corazón siguió latiendo. No el beso, sino la sonrisa de Tannya le había logrado devolver a la vida.
Tras un rato de besitos y caricias sin llegar a mayores, como un par de enamorados adolescentes, los chicos decidieron levantarse y descansar un poco antes de huir cuanto antes de allí. Aunque ya no hubiera nada que temer. Según le explicó Tannya una vez estuvieron una vez estuvieron los dos sentados contra la pared contemplando el cuerpo de otro chico, éste con la navaja hincada en la base del cuello, justo sobre el esternón, no sabía por dónde, pero había entrado y le había golpeado por detrás con una botella, haciéndole perder el conocimiento. Y al verle caer, como impulsada por un resorte ella misma saltó sobre su agresor y le pinchó.
-Después me senté junto a ti, y creo que ya conoces el resto –la chica acababa de recuperar su pícara sonrisa. Todo había vuelto a la normalidad-. ¿A que no sabes cuantas horas has estado inconsciente?
El chico miró afuera para ver si el sol había subido mucho. Seguía siendo muy temprano, los anaranjados rayos de sol entraban casi horizontalmente por las ventanas. Ella rió suave, casi amablemente:
-Ni dos minutos. -a pesar de todo, estaba realmente feliz.
Y tras un rato mirándose en silencio como dos idiotas añadió, con otra sonrisa:
-¿Nos vamos?
La respuesta de Lyss fue levantarse rápidamente y ofrecer la mano a su novia para ayudarle a que le imitase. Pero perdió el equilibrio casi cayendo sobre ella, que rió cruelmente.
-Deja que te ayude yo a ti, …mi niño.
Pero antes de dejar que se apoyase en ella, se agachó para recuperar la navaja. Al hacerlo, vio que el asesino sólo estaba agonizante y extrajo el arma blanca con cuidado. Extrañamente, al menos en alguien tan vengativa y agresiva como ella, esto la tranquilizó bastante.
-¡Vamos!

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Sexo y violencia, ya iba tocando algo de sangre, no?

      Eliminar
    2. He leído cosas peores, sin duda, pero el principio me ha dejado flipando .w.

      Eliminar
    3. El pobre Lyss siente el golpe y no sabía ni qué pasaba D:

      Eliminar

Top blogs de Libros