domingo, 8 de julio de 2012

Capítulo TRES.

CAPÍTULO 3.
-¡Espérame, anda! -Lyss echó a correr tras ella después de unos segundos de estupefacción por la exagerada reacción de su novia...y por el hipnotismo de sus caderas en movimiento. Cómo si no se conocieran ya...
-Qué tontorrón eres-rió Tannya.
.¿Hola? ¿Hay alguien? .La tienda estaba desierta. Desierta y oscura, salvo por la siniestra fosforescencia que el ordenador de caja reflejada en la pared tras el mostrador.
-Genial-dijo Lyss-. Estamos en el puto pueblecito fantasma de de Texas de todas las pelis...-los suaves pero rápidos puñetazos de Tannya en su pecho lo interrumpieron.
-Lyss...ahí dentro se ha movido algo....
-Tranqui...sólo será el típico shériff sureño persiguiendo al zombie de Billi el niño...o de Billi la...ni...ña...-cuando miró a Tannya, esperando la reacción de la broma, no pudo ni acabarla. Se la encontró completamente pálida. Quedó horrorizado sólo de imaginar el susto que acababa de llevarse su chica.
-Perdona, guapi...será mejor que nos vayamos al coche a esperar al dependiente. Tocaremos la bocina, a ver si viene alguien, ¿Okey?
-No Lyss...por favor, vámonos de aquí cuanto antes, no me gusta este sitio...
-Está bien, vamos al coche a por Valentina, por si acaso y ya veremos de dónde sacamos combustible -hablaba atropelladamente, tanto para acallar sus propios pensamientos como para distraer a su novia-. ¿Sabes? Valentina, mi navaja, es el único recuerdo que tengo de mi familia. Por eso le puse nombre. Mide menos de un palmo, pero sus 3 milímetro de grosor en la hoja la hacen perfecta para apuñalar superficies duras sin que se parta. Se supone que es para cazar jabalíes. Aunque no tiene mucha punta... El día que me la regaló, mi tío dijo que cortaba tanto como un martillo...pero su aspecto impresiona. A mí me encanta.
-¿Crees que era un gato?-dijo súbitamente Tannya -Lo que he visto moverse en la tienda...¿Sería sólo un gatito?
-O una gatita-contestó Lyss bajando su brazo de los hombros a la cintura de Tannya y atrayéndola hacia sí.

¿Dónde estará la puñet...ah, ya la tengo. Estaba en la guantera. La dejarías ahí cuando me hiciste el bocata esta tarde...gracias, creo que no te las di.
-Perdona si te he asustado...no sería nada... ¿volvemos a la tienda? O pitamos con el coche...
-No… yo también he notado algo raro ahí, y creo que no había nadie...nadie que quisiera ser visto, al menos...Además -sonrió, algo malicioso-, casi no nos queda pasta, si quieres que tu novio pueda dormir bajo techo sin tener que prostituirte, será mejor que manguemos la gasofa... ¿Me acompañas a ver que hay en aquellos bidones? -le ofreció la linterna.
-¡No!-Cruzó los brazos cerrando los ojos, en actitud desafiante-Yo me quedo en el arcén a ver si pasa algún camionero que quiera que se la chupe.
-Cómo quieras, querida -dijo indiferente. Y dio media vuelta de nuevo hacia la gasolinera.
-¡Espérame, capullo! ¡Hijo de la grandísima puta!
-¡Ésta es la zorrita de la que me enamoré!-Le contestó su novio dejando caer al suelo la garrafa y cogiéndole el trasero con ambas manos.
-¿Se puede saber por qué coño has dejado el coche tan lejos de los surtidores, so gandul? -Dijo ella mientras, con las manos entrelazadas en su nuca, le daba suaves rodillazos, comprobando así lo “contento” que estaba.

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