Sólo una cosa he encontrado
que duela más todavía
que un corazón destrozado
y reduciéndose a astillas:
Ese mismo corazón,
o lo que quede de él
tras su total destrucción,
un par de días después,
cuando todas sus astillas,
y los pequeños fragmentos,
se convierten en cuchillas
que se te clavan por dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario