CAPÍTULO 6.
-Pues no parece tan difícil…-Caminaban
ambos en silencio, acababan de subir las escaleras de la entrada y se dirigían
a través de pasillos llenos de alumnos que en el descanso entre clase y clase
para salir a fumar, hablar con los de otras aulas o simplemente estirar las
piernas. Desde que bajaron del furgón no habían cruzado palabra, ni tampoco
miradas, e intentaba romper el hielo. Ella no contestaba.- ¿no?
-Calla-susurró como quien
intenta escuchar un lejano e instantáneo murmullo-… ¿No ves que intento pensar?
-¿En nuevos lemas para tus camisetas?-Era
improbable, pero a lo mejor estaba enfadada de verdad porque no se la había
puesto, y quería volver a sacar el tema. Le encantaba sacar temas incómodos, y
no había tenido tiempo de incomodarla con otra cosa- Venga, estás más perdida
que yo, cuando quieras dejas el papel de súper-girl que lo controla todo y
comentamos qué vamos a hacer…
Era cierto. No tenía ni idea
de por dónde empezar. Pero naturalmente, no pensaba darle la razón. Por suerte,
se le daba bien improvisar y hacer como que sabía de todo.
-Capullo engreído… Es lo que
me pareciste desde el principio y mira, no he fallado. Eso de que juzgar a la gente
por la apariencia está mal debió decirlo alguien a quien se le daba mal
hacerlo. Mira la foto -sorprendida de ella misma y de las conclusiones a las
que estaba llegando en cuestión de décimas de segundo, sacó la foto de la
carpeta-, mira su cara. Es evidente que es una consentida niñata de papá, por
un lado, y una pobre cría con carencias afectivas por el otro.
-Lógico y evidente cuando tu
papi es un político corrupto y tu mami su mujer trofeo.
“No me interrumpas”, iba a
chillar dándole un puñetazo en el hombro. Pero se le ocurrió una mejor forma de
superarlo y hacerle callar:
-Tan evidente como la cara
de furcia que tiene. –Se sentaros en unos escalones frente a la puerta de la clase
en la que debería estar- Algo me dice que busca amor por otros sitios. Sí, creo
que ya sé cómo nos la llevaremos…
-Amor y emoción. Mírala- Volvió
a interrumpirla-. Estaba justo ante ellos, hablando con el profesor, que
acababa de salir-. No deja de toquetearse el pelo y el escote… Es millonaria,
pero prefiere comprar aprobados con su cuerpo… Sigue. ¿Cómo piensas sacar de
aquí al blanco de todas las miradas sin que se note?
-Precisamente. Sigues sin
ver lo discretas que llegan a ser mis camisetas en el ambiente adecuado-antes
de acabar de decirlo se dio cuenta de que no era un buen símil, no tenía nada que
ver una cosa con la otra-. Tú y yo nos haremos pasar por novios en busca de
nuevas experiencias, que es precisamente lo que esa zorra tiene pinta de andar
buscando. Así que nos colaremos en la clase, nos sentaremos a su lado, y tienes
algo menos de media hora para convencerla para un trío, ¿ok? Cosa que JAMÁS
sucederá. Así que ve quitando esa cara de gilipollas y no te hagas ilusiones.
-¿Y cómo conseguiremos
sentarnos a su lado? No sé cómo se vería desde tu lado, pero por lo que
recuerdo del instituto, no resulta muy sencillo sentarse tras la chica guapa…
-Fácil-cogió la chaqueta del
chico, que la llevaba en una mano, se la anudó a la cintura realzando aún más
su figura y, dando una vuelta de bailarina, se puso de pie frente a él con una
gran sonrisa-. Resulta que esa puta ya no es la más guapa de la clase.
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