jueves, 2 de agosto de 2012

¿Qué hacer?

¿Cuando tu vida se reduce a echarle de menos?
Hubo un tiempo en que nadie me importaba, a base de haber sido un marginado a cualquier parte que fuera y de fracasar en todo cuanto ponía empeño, era el ser más pasota, egoísta y estúpido que pueda imaginar el lector. No fue una mala época, al menos no comparada con las anteriores, pero desde luego que tampoco fue buena. Luego le conocí... y ya conseguí algo por lo que esforzarme, alguien que me importase. Y con el tiempo, todo cambió: ya no me importaba ella; me volvía a interesar sólo por mí mismo, pero...es algo raro de explicar, sólo me importaba mi persona porque era lo único que le importaba a ella. Sí, había entrado en ese interminable bucle, pez que se muerde la cola o círculo vicioso de felicidad infinita..."amor verdadero", creo que lo llaman... Pero no, no es infinito. No del todo al menos, pues aunque se ame a la otra persona más que a tu propia vida y con toda tu alma, si no lo sabes demostrar, acabará por hartarse de ti. Una serie de desafortunadas coincidencias hicieron pedazos lo que nos unía, y aferrándome con todas mis fuerzas a la que parecía la última oportunidad para arreglar lo roto y recuperar lo perdido, me lo jugué todo a una carta, la de conseguir la más increíble de las reconciliaciones en un día especial. No tuve en cuenta la posibilidad de terceros entrometidos y se acabó.
Ése fue el final, tan triste, simple y absurdo como el final de esta entrada. Pero sin la posibilidad de añadir un párrafo como éste en el que especificar verbigracia que no habría sido una reconciliación propiamente dicha, pues aún seguíamos juntos, aunque a distancia, o ,como datos concretos, que estaba de por medio la fucking distance, que acabó todo en darle plantón el día de su decimoquinto cumpleaños, que la tercera persona que se metió fue la misma que me trajo al mundo un mal día del año noventa y tres del pasado siglo, o que la posibilidad de añadir algo se esfumó cuando quien había sido mi vida casi literalmente decidió, salir de ésta sin dignarse ni a dejarme.


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